EL PERFECCIONISMO

INTRODUCCIÓN

La doctrina del perfeccionismo sostiene que la santidad, o el amor perfecto, producido por la gracia de Dios, puede ser alcanzada por todos los cristianos en esta vida y libera a los creyentes del pecado voluntario. Esta doctrina surgió con las enseñanzas de Juan Wesley y continuó con el movimiento pentecostal primitivo. El logro de la perfección es considerado como la segunda obra de gracia que es obrada instantáneamente en el corazón del creyente.
Una posición modificada sostiene que después de esta segunda bendición el creyente es más y más victorioso sobre el "pecado voluntario". Cualquier pecado que permanezca en esa persona será un pecado accidental o un pecado cometido por ignorancia.
La dificultad que entraña este punto de vista es que parte de dos errores primarios. Primero, reduce las demandas rigurosas de la ley de Dios. Cualquier entendimiento real de la anchura y la profundidad de la ley de Dios ya estaría excluyendo la doctrina perfeccionista. Segundo, tiene una visión inflada sobre los logros espirituales propios. Para sostener esta posición resulta necesario sobrestimar la justicia propia.
La gran mayoría de las iglesias evangélicas a lo largo de toda la historia, y las Iglesias Reformadas en particular, encuentran esta doctrina aborrecible. Incluso hasta el movimiento neo-pentecostal ya casi ha abandonado esta doctrina. Martín Lutero enseñó que los seres humanos regenerados son al mismo tiempo, justificados y pecadores. Los creyentes son considerados justos a los ojos de Dios en virtud de la expiación y la justicia de Cristo imputada a ellos.
Dios considera a los creyentes justos "en Cristo". Dejados librados a sí mismos, sin consideración de la obra de Cristo, los creyentes siguen siendo pecadores. Si bien el proceso de santificación implica que el creyente se está convirtiendo cada vez más en menos pecador, este proceso no se completa hasta la muerte, cuando el creyente es glorificado.
La perfección es sin duda la meta de la vida cristiana. Que no la alcancemos no debe ser una excusa para pecar. Como cristianos debemos seguir adelante a la meta de nuestro llamamiento en Cristo.
RESUMEN
1. El perfeccionismo enseña que hay una segunda obra de gracia en la que los creyentes experimentan la santidad o el amor perfecto en esta vida.
2. El perfeccionismo modificado enseña que los cristianos pueden vencer al pecado voluntario.
3. El perfeccionismo se basa sobre una baja estima de la ley de Dios y una alta estima del desempeño de los seres humanos.
4. Dios nos justifica aunque somos todavía pecadores.
5. El proceso de santificación, que dura toda la vida, comienza en el instante mismo de la justificación.
6. Los cristianos serán hechos perfectos en glorificación solo después de la muerte.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN

Romanos 5:8, 1 Corintios 15:42-57, 2 Corintios 7:1, Filipenses 3:7-14, 1 Juan 1:5-10.